Les cayó un meteorito en el living y lo venden
para pagar el arreglo del techo.
Estaba en la cocina preparando el desayuno cuando escuché una explosión. Como si una bomba hubiera estallado. Y no se veía otra cosa que polvo", dijo Brenda Archer. Phil, su marido, se dio cuenta que había una piedra debajo de la computadora, que estaba caliente y que antes había rebotado del sofá de la sala. Mientras tanto, Luca, nieto de los Archer, jugaba cerca del lugar pero no resultó herido. ¡Qué mala suerte! Las chances de que un bólido espacial caiga sobre la casa de cualquier mortal, es una en millones.
Lo cierto es que un meteorito que pesaba 1,3 kilogramos y que puede tener una antigüedad de unos 4.000 millones de años, había atravesado el techo de su casa de Auckland, Nueva Zelanda, a una velocidad cercana a los 720 kilómetros por hora, según informa el periódico local, Sunday Star Times. Antes de ingresar a la atmósfera el cuerpo era aún más grande y su caída más veloz: 54 mil kilómetros por hora. A pesar del reclamo de la comunidad científica neocelandesa que pugna por conservar la pieza, Phil y Brenda, intentarán vender el meteorito para reparar el techo. Según los conocedores, los coleccionistas lo pagarían hasta 6.000 dólares.
para pagar el arreglo del techo.
Estaba en la cocina preparando el desayuno cuando escuché una explosión. Como si una bomba hubiera estallado. Y no se veía otra cosa que polvo", dijo Brenda Archer. Phil, su marido, se dio cuenta que había una piedra debajo de la computadora, que estaba caliente y que antes había rebotado del sofá de la sala. Mientras tanto, Luca, nieto de los Archer, jugaba cerca del lugar pero no resultó herido. ¡Qué mala suerte! Las chances de que un bólido espacial caiga sobre la casa de cualquier mortal, es una en millones.
Lo cierto es que un meteorito que pesaba 1,3 kilogramos y que puede tener una antigüedad de unos 4.000 millones de años, había atravesado el techo de su casa de Auckland, Nueva Zelanda, a una velocidad cercana a los 720 kilómetros por hora, según informa el periódico local, Sunday Star Times. Antes de ingresar a la atmósfera el cuerpo era aún más grande y su caída más veloz: 54 mil kilómetros por hora. A pesar del reclamo de la comunidad científica neocelandesa que pugna por conservar la pieza, Phil y Brenda, intentarán vender el meteorito para reparar el techo. Según los conocedores, los coleccionistas lo pagarían hasta 6.000 dólares.
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